Las montañas

Antes de todo esto, no había notado la ventana de mi sala. Pasaba por ahí todos los días sin fijarme en lo que ella contiene: un balcón donde solo hay ropa colgada, un patio donde veo nada más un único par de chanclas y otra ventana desde la que siempre se asoma un cirio encendido, no importa la hora del día.

Más allá están las montañas y en medio de ellas se forma una especie de "m" dentro de la que siempre cae el sol: lo que se ve parece una piscina de luz solar. Alrededor de las montañas hay casitas de colores que escalan y rodean la piscina de luz, pero jamás se zambullen en ella.

Por estos días pienso en todos esos afanes que solía tener antes del encierro. Algunos seguro valían la pena, pero otros podrían haber sido omitidos. Pienso además, en todas aquellas veces que pudieron o no, ser la última vez. Ahora todos los días que vivo, parecen estar también llenos de primeras veces.

Quisiera encontrar alguna oración rebuscada que describa lo que siento o alguna frase de algún famoso que lo ilustre mejor que yo. Pero la verdad es que lo que siento es fácil de emular: angustia, miedo, desesperación, tristeza, ansiedad, hambre, sed, preocupación...

A veces, pocas cosas positivas vienen a mi mente, porque me siento hundida entre las montañas, como aquellas que veo desde mi ventana, la que nunca antes determiné. Y luego recuerdo que a cierta hora del día, la luz las baña y ellas solo resplandencen.


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