La semana pasada estuve en Lyon. Es la séptima ciudad de Francia que visito, luego de ya conocer París (donde viví 5 meses), Toulouse (donde he vivido un poco más de un año), Carcassone, Albi, Bordeaux y Montpellier.
A cada una de estas ciudades he llegado de manera distinta bajo algún pretexto. Sin embargo, el resultado siempre ha sido el mismo: la alegría de viajar. Es una sensación satisfactoria el conocer un lugar nuevo, donde es posible explorar calles que lucen diferentes y que de una u otra manera me recuerdan a algo que ya he visto. La arquitectura en Montpellier, por ejemplo, tiene clara influencia arquitectónica que es posible ver en algunas calles en París pero sin perder su esencia del sudoeste francés. En Carcassone, la ciudad medieval me recuerda a las viejas murallas de Cartagena (Colombia). En París, todo se parece a todo y todos los rincones del mundo parecieran estar representados. Toulouse es para mí la representación francesa de Barranquilla, mi ciudad natal. Y Bordeaux o Burdeos es una ciudad que me hizo sentir como si estuviera en una especie de Santa Marta europea, guardando las proporciones.
Por supuesto, usted puede decidir no estar de acuerdo con cada una de las asociaciones que yo hice. Y poco me importa si las comparte o no, porque finalmente son mías y solo mías, y son las extrañas conexiones en mi cerebro las que han hecho que aprecie y disfrute cada uno de estos lugares, con ese sentimiento curioso de estar ahí por primera vez, sentir como si ya hubiera estado y creer que quizás no voy a volver jamás.
El viaje a Lyon fue especial, pues una de mis grandes amigas que conocí en Toulouse viene de esa ciudad y nos extendió la amable invitación de visitarla. Estuvimos en su casa, en medio de una auténtica familia Lyonesa y junto con ella, redescubrimos la ciudad. Hay una parte donde está la Basilique Notre-Dame de Fourvière que a mí parecer, me recordó un poco a la sensación de estar en Monsterrate. Al día siguiente, estuvimos en Croix Rousse, y en medio de una panorámica hermosa de la ciudad, dije en voz alta: "No puedo creer que he estado en tantos lugares". Y es verdad, en menos de año y medio, he recorrido más países de lo que había hecho en los 27 años anteriores de estar en Francia. No puedo creer que he estado en tantos lugares.
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| Cité Medieval en Carcassone |
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| Jardin des Plantes en Bordeaux |
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| La Garonne en Toulouse |
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| Un museo cuyo nombre no recuerdo en Montpellier |
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| Quai du Rhône - Lyon |
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París vista desde el Arco del Triunfo
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