Sentimientos postizos

Un amigo me contó recientemente que en un libro de Efraín Medina hay una "técnica" de conquista llamada las 24 horas de ideas sueltas (o algo así). Básicamente, consiste en desaparecer por 24 horas del radar de una persona por la que antes se ha manifestado un interés explícito, posiblemente carnal o sentimental. Si dicho ser humano decide buscar al personaje desparecido durante ese lapso, es una muestra clara de interés. Quien dio las 24 horas de tortura puede darse por satisfecho, y sentir que de cierta forma "domina" la situación.

No sé si la técnica funcione. No sé si sea verdadera o falsa. Lo cierto es que me sorprende muchísimo el alto grado de preocupación que existe por no mostrar lo que se siente. Cada movimiento, a la hora de por ejemplo empezar a salir con alguien, tiene detrás una profunda reflexión. Llamar en la mañana, responder en Whatsapp, enviar una foto, ¿En qué lapso? ¿Con qué frecuencia? ¿Se ve muy muerto de hambre hacer esto o lo otro? Etcétera, etcétera, etcétera.

Cada una de las acciones a seguir se realizan basándose en el bajo grado de interés que se manifieste en el otro. Es una verdadera contradicción porque la manera de hacerse desear es hacerle sentir al otro que no le importas o no lo necesitas. De cierta forma, es jugar con la demanda y la oferta. Si se reduce la demanda, la oferta quizás aumente (aunque esto no es necesariamente así). En algunos casos, si la demanda aumenta, dicho producto puede llegar a perder valor. Como los famosos caramelos de coco Supercoco, hay tantos en Colombia que no valen nada. Pero ese mismo caramelo en Francia, debido a que es escaso y "exótico" es más caro aquí. Yo me pregunto si realmente con las emociones y los sentimientos conviene hacer un tratamiento al mejor estilo de comerciantes de Supercoco.

Supercoco, el famoso dulce de la costa colombiana

Hoy en día se valoran los sentimientos postizos. No mostrar lo que se siente, ocultar en lo que se cree, no darle importancia a lo que apasiona. Vivimos detrás de una máscara donde siempre hay que mostrarse feliz, campante, contento, así por dentro nos estemos muriendo. ¿Vale la pena tal esfuerzo de siempre aparentar estar bien? ¿Cuántas personas importantes estamos dejando ir por no hacerlas sentir valoradas en nuestras vidas? ¿De cuántos sentimientos de verdad nos estamos olvidando por creernos las mentiras que nos decimos a nosotros mismos?

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