Bola de cristal

Por más extraño que suene a veces creo que conocí a mi doble. Pero mi doble del pasado. Me he dado cuenta de hasta las crisis más existenciales y los problemas más cotidianos nos pegan a casi todos por igual, sin importar el lugar del mundo.

Rupturas, fracasos, cambios, triunfos y la difícil tarea de crecer y madurar, son solo algunos ejemplos a los que nos enfrentamos día a día, pero mientras lo hacemos, solemos pensar que estamos solos y que nadie nos entiende. Pero a pesar de las miles de diferencias de contexto y cultura que existen, la humanidad tiene más en común de lo que imaginan.

Todos sentimos miedo (en presente) del impacto que nuestras decisiones tendrán en un futuro. Y a todos nos gustaría tener una bola de cristal para saber si estamos dando el paso correcto. He sido afortunada porque, a pesar de la incertidumbre y del miedo, he tomado decisiones que aunque en ese momento muchos no entienden, son en últimas el camino correcto. Es como si mi instinto fuera la mejor bola de cristal del planeta Tierra. Y aunque si, bastantes embarradas he tenido (casi que a diario), pero el saber lo que quiero y el tener claras mis prioridades me ha servido para poder seguir adelante.

Me fui de Colombia dejando lo que muchos considerarían una vida ideal y sabrosa. Pero era el momento de un cambio para no seguir estancada en la mal llamada zona de confort. Y ahora, con todas las dificultades, peripecias y aventuras que he atravesado, confirmo una vez más que estoy donde tengo que estar.

La selección de ese camino se empezó a dar cuando de mi cuenta de mis prioridades. Y como dice Systema Solar, "La cuestión es ser feliz". Cuando entendí que ser feliz era más importante que cualquier otra cosa, todo empezó a tener más sentido. Cuando comprendes que tu salud y tu tranquilidad son lo más importante del mundo, tu bola de cristal se aclara. Infinitamente.

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