Historia de una mudanza



Una de las primeras mudanzas de las que tengo recuerdo ocurrió en el año 2009. Luego de varios meses de vivir en la legendaria "Pensión de Yusbeny" (o como sea que se escriba su nombre), Mayra, Guillermo y yo tomamos la decisión de pasarnos a nuestro propio apartamento.

Por supuesto, nuestras pertenencias eran pocas y realizar una mudanza de 2 cuadras apenas no ameritaba pagar un para ese entonces costoso camión de carga. Decidimos entonces recurrir a nuestra creatividad. En la esquina de la pensión siempre estaba un hombre que tenía una especie de vagón propulsado por ruedas, que él guiaba con pedales, algo parecido a una bicicleta con un enorme platón frontal. Por razones que nunca fueron de nuestro conocimiento, el hombre siempre cargaba en este vagón papel higiénico, mucho papel higiénico. Así que usamos nuestro poder de convencimiento y alquilamos el famoso vagón por tan sólo 10 mil pesos (menos de 3 euros como para que se hagan una idea). Una cantidad ínfima pero era tan poco el dinero que tuvimos que reunir la pequeña cantidad entre tres personas.

La estrategia de mudanza consistía en bajar por toda la calle 45 (plena localidad de Chapinero en Bogotá) los objetos que cupieran en dicho vagón/platón-bicicleta, y luego volverlo a subir por una calle paralela. Los objetos más grandes como la única cama sencilla en la que dormíamos Guillermo y yo o el escritorio de Guillermo, fueron cargados a pie con la ayuda invaluable de Alberto Mario.

Pude estar en la parte inicial y final de la mudanza solamente porque como nunca, tuve que trabajar ese sábado. Luego de algunas horas, tropiezos y muchas risas, nuestro reducido arsenal de pertenencias estaba ubicado en el que fue mi primer apartamento, alquilado bajo mi nombre y el de Mayra.

Una de las canciones que más me recuerda a esa experiencia llena de humor y recursividad es "Alright" de Supergrass. El 2009 fue un año sumamente difícil, a nivel económico, personal y profesional. Nuestro "equipo" de inmigrantes en Bogotá, conformado por Mayra, Guillermo, Alberto y Jesús (alias Anturilocura) se enfrentó con fiereza a todos los problemas del adulto joven, sumados a la experiencia de estar en una ciudad enorme y monstruosa como lo era en ese momento la capital para nosotros.

Ese primer apartamento fue un paso muy importante para Mayra, Guillermo y para mí. Salir de mi casa y poder tener mi propio espacio, bajo mis propias reglas y bajo mi responsabilidad era una experiencia que daba miedo, pero que a la vez se sentía bien. Y aunque en ese año el dinero no fue abundante, teníamos siempre los suficientes recursos para salir y divertirnos como el 'peligroso grupo de jóvenes' que se suponía que éramos.

Guardo los recuerdos más gratos de ese bello apartamento en la 45 con 17, ubicado en un séptimo piso con vista a la iglesia Santa Teresita. Y al escuchar la canción de Supergrass me transporto a ese año, donde a pesar de todas las dificultades que tuvimos, siempre encontramos la manera, siempre pudimos decir: "We're alright", como en la canción.

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