La novena del futuro
La novena
de aguinaldos es una costumbre católica muy arraigada en países como Colombia,
donde nueve días antes de la navidad se realizan una serie de oraciones
especiales con motivo del nacimiento del niño Jesús. En otros países como
México, se realiza algo similar también conocido como Posadas. En el resto de
las naciones latinoamericanas quizás esta novena no es tan común como lo es en
el contexto colombiano, donde se hace desde temprana edad hasta en las esferas
laborales más adultas, como un evento social que busca reunir a las personas
alrededor de uno de los acontecimientos más importantes para la religión
católica.
Recuerdo
cuando celebraba mis novenas de niña. Era una experiencia divertida, donde
cantábamos y compartíamos toneladas de comida navideña con mi familia, amigos y vecinos.
Conforme fue pasando el tiempo, mi fe católica fue mermando de la mano de las
teorías evolucionistas de Darwin y la novena dejó de tener significado para mí.
La hice quizás en un par de ocasiones siendo adolescente, más para acompañar a
mi madre que porque realmente la sintiera como algo importante.
Sin
embargo, hoy tuve una especie de epifanía con respecto a esas costumbres
católicas que ahora menosprecio debido a mi poco predicado agnosticismo. Una
amiga colombiana a quien aprecio mucho, organizó en Toulouse una novena
divertida, con sus amigos internacionales, como un pretexto muy colombiano para
buscar un espacio inusual de integración. Ninguno de los participantes era católico y algunos ni siquiera hablaban bien el español, sin embargo, cantaron, leyeron, bebieron y comieron.
Hace mucho
tiempo que no escuchaba los gozos, ni la oración para todos los días (que solo
se realiza esos 9 días) ni las consideraciones de cada uno de los días (este
fue el quinto). Ni siquiera recuerdo en concreto la última vez que me persigné,
el acto más simbólico de la fe católica que alguna vez aprendí de niña, pero de
la que he ido olvidando progresivamente todos los rituales.
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