Cambio extremo

Alguna vez en una noche de vino y cervezas alguien dijo que aquellos que han perdido muchos kilos, en una etapa posterior de su vida nunca en verdad dejan de ser gordos en su mente. Sus complejos, afirmaba esta nueva experta empírica de la antropología, siguen en su cabeza y todo lo que antes los avergonzaba o los hacía sentir mal no se va así de fácil.

Recuerdo que la afirmación, aunque resultó polémica en el grupo, me quedó sonando. El tono no fue apropiado, pero ella, dentro de su sabiduría potenciada por el alcohol tenía razón. Aquellos que buscan en cambios externos encontrar la seguridad, la confianza y el autoestima que han perdido por cuenta de diferentes factores ven frustrados sus esfuerzos, en un mundo donde nunca será posible ser el más flaco, la más bonita o el más exitoso. Siempre habrá alguien mejor que tú, dispuesto a echártelo en cara de una manera descortés y directa. O quizás indirecta, creo que en ambos casos duele igual.

Sin embargo, las soluciones que van enfocadas hacia el cambio interior reciben poca publicidad, a diferencia de otros métodos milagrosos que afirman conseguir felicidad instantánea de la mano de elogios de extraños con una dudosa sinceridad y procedencia. Aunque no abogo a favor de un estilo de vida donde la obesidad mórbida sea promovida o donde el sedentarismo extremo sea el acceso más pasivo al éxito, no puede ser que vivamos en un mundo donde ser delgado y bello sea sinónimo de felicidad, cuando existen tantos vacíos en nuestra alma que no sabemos cómo llenar.

Mientras el llamado "cambio extremo" sea promovido como algo que sólo viene del exterior, nunca será posible cambiar del todo y de verdad llegar a ser feliz. Yo me imagino que sería divertídisimo cambiar la metodología en algunos de esos realities donde les hacen cirugía plástica, cortes de cabello y asesoría de vestuario a aquellos "menos afortunados". Sería un cambio realmente extremo si existieran actividades para potenciar el autoestima donde cada uno de los participantes aprendieran a plantear un propósito más grande para su vida y se les pueda dar herramientas para trabajar por eso que tanto anhelan. Una beca, un curso de inglés, un taller de meditación, clases de yoga, invitaciones a clubes para conocer amigos, actividades de voluntariado y donaciones para aquellos menos favorecidos. Supongo que mi idea de un reality con ese concepto de cambio extremo sería soso, sin la emoción de poder burlarse del prójimo que asiste a un matrimonio usando crocs.

Aunque la estética influye, no debería ser el eje central para pensar que solo alguien por "verse bien" va a "sentirse bien". Superar los complejos requiere algo más que una idea a la peluquería y un piropo callejero. Para lograr un cambio extremo, desde mi humilde experiencia, se requiere tener algo que le de propósito a tu vida y que sea en últimas lo que te motive a levantarte de la cama feliz. Y aunque ser delgado y bonito ayuda, no lo es todo. Al final del día, hasta los más bellos de este mundo también se deprimen, pero puede que aquel amante de los crocs ya haya encontrado su verdadera fuente de felicidad.


Comentarios

  1. Estoy completamente de acuerdo, no podemos perdernos en superficialidades, mas vale el cambio desde dentro que se reflejará en el exterior.
    Muy buena reflexión.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

A pedacitos

El cielo de Susie

El "mejor español"